2.2. Cambiar las conductas y transmitir valores

CAMBIAR LAS CONDUCTAS Y TRANSMITIR VALORES



LAS CONDUCTAS EMPRESARIALES

Las fallas estructurales de nuestra Justicia y la propensión del ser humano a infringir las normas sociales, son las principales causas para que se cometan delitos relacionados con el fraude o la corrupción entre las empresas.

Estas consideraciones forman parte de los resultados, preocupantes, de una encuesta elaborada por la consultora KPMG entre más de 1400 directivos de compañías que operan en la Argentina y representan a diversos sectores económicos e industrias.
En el trabajo se advierte que el 80% de los encuestados considera que las compañías con las que compiten ignoran conductas éticas para cerrar un negocio. Es decir, creen que sus competidores hacen trampa, y además coinciden en que sus empresas pueden ser afectadas en cualquier momento por esta conducta delictiva. Las empresas medianas son las que más dudan de la conducta de sus pares (76%), mientras que entre las firmas grandes el grado de respuesta positiva llega al 59 por ciento.
En líneas generales, para los encuestados por KPMG la corrupción permite obtener información privilegiada usada para la adjudicación de un contrato. El 86% de los consultados sostiene que el costo de la coima para lograr ese negocio ronda el 20% del monto previsto en la contratación.

Según los empresarios las modalidades de fraudes más frecuentes son: Incidir en la elaboración del contrato para favorecer a una empresa en particular (74%); crear un monopolio para dejar afuera del negocio a potenciales competidores (69%), y ajustar las condiciones contractuales a favor de la competencia (66,5%).
Según la estadística, el fraude viene creciendo en nuestro país año tras año. En 2003 sólo el 33% de los encuestados aseguraba haber sido víctima de la corrupción; en 2007 era el 41% y el año pasado creció hasta el 66 por ciento. La principal razón de esta tendencia alarmante, es que existe una visión escéptica entre los empresarios respecto de la efectividad de la Justicia, por cuanto la mayoría ha manifestado que no se ha llegado a ninguna condena en los actos de fraude denunciados.
Este contexto preocupante necesita de una decidida voluntad política de utilizar efectivamente los mecanismos existentes para combatir la cultura del abuso y de la corrupción. Es otra de las garantías que reclama el inversor.

CAMBIO DE ACTITUDES Y TRASMISION DE VALORES

Muchas veces se utiliza equivocadamente el concepto de "cambio de actitudes" para referirse al cambio de otras cosas: al cambio de valores tales como el compromiso, al cambio de conductas tales como la falta de puntualidad o al cambio de creencias tales como que "es peligroso detectar errores y exponerlos en voz alta". Esto es en parte debido a que el concepto de actitud ha sido muy popularizado, sobre todo por los mismos investigadores en el terreno de la psicología social, quienes típicamente han encontrado más fácil medir actitudes que valores.
Una actitud es consecuencia de los valores y normas que la preceden, y es una tendencia evaluadora (ya sea positiva o negativa) con respecto a personas, hechos o cosas. Las actitudes reflejan cómo nos sentimos con respecto a algo o a alguien y predicen nuestra tendencia a actuar de una determinada manera.



La relación básica entre creencias, valores y conductas tiene una ejemplificación muy clara en un tema pocas veces tratado en el mundo de la empresa nivel a formal: el estrés profesional.
El estrés profesional constituye hoy en día una preocupación creciente en los países desarrollados, en los que un gran número de personas es cada vez más consciente de que su calidad de vida depende en gran parte de las condiciones de trabajo y de las relaciones entre éste y el resto de áreas biográficas, aunque una cosa es la preocupación y otra muy distinta es la ocupación para solucionar este problema.
Si los propios directivos y profesionales no disponen de una adecuada calidad de vida debido precisamente a sus condiciones estresantes de trabajo, difícilmente van a procurar de forma activa que el resto de los empleados desarrolle su trabajo en las condiciones psicológicas y ambientales adecuadas.

Existen valores de alto rendimiento profesional, tales como la amabilidad, la creatividad, el gusto por el trabajo bien hecho o calidad, la flexibilidad, el buen humor, el compromiso con la empresa, etc., que tienden a inhibirse tanto cuando el sujeto se encuentra infraestimulado como cuando está infraestructurado como cuando está sobreactivado o "quemado".

VALORES:
  • Rapidez, puntualidad.
  • Conducta enérgica (al hablar, al trabajar, etc.).
  • Alta implicación en el trabajo.
  • Actividad.
  • Logro profesional.
  • Dinero.
  • Signos de estatus social elevado.
  • Buen ambiente de trabajo.
  • Amabilidad.
  • Amistad.
  • Disfrutar en el trabajo.
  • Tiempo dedicado a la familia.
  • Sexualidad satisfactoria.
  • Buena forma física.
  • Cultura.

CONDUCTAS:
  • Conducta estresante predisponente a la percepción de incontrolabilidad y a la enfermedad.
  • Conducta favorecedora del bienestar emocional y la salud.



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